Tal vez con menos prohibiciones, pero con más inversión, educación y cultura nos iría mucho mejor. Es asfixiante la amenaza constante. Una población más culta y más responsable arroja mejores resultados. Pero es más caro y no supone recaudación alguna. Con un Estado zafio e incapaz es una utopía. Mejor aborregar y obtener una suculenta recaudación. País europeo de segunda división. Es lo que somos. Es lo que el Estado culpablemente perpetúa. Lástima de país.
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