Bares, que lugares, decían los Gabinete Caligari. Y si son de carretera, peculiares donde los haya son. Ocupando las lindes de las carreteras nacionales y arrinconados por las voraces autopistas, sobreviven como pueden en los desolados paisajes de nuestra España rural. Cuando están cerrados, cual islotes deshabitados en la inmensidad del océano, resultan atractivos e inquietantes a la vez.
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