viernes, 13 de enero de 2017

He vuelto

Vuelvo a retomar la costumbre, propia de tiempos de forzada ociosidad, de dedicar algún día, lejos de los masificados fines de semana, a visitar lugares a los que les tengo ganas, fotográficamente hablando. Es en esos días en los que la tranquilidad y la soledad imperantes permiten un disfrute pleno del momento. Esta semana, el armonioso y maravillosamente decadente Castillo de Pioz. Hora y pico dándole al disparador y ni un alma. Una gozada y muy, pero que muy relajante. Falta me hace.

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